Nadie puede imaginar lo que puede hacer hasta que se obligado a enfrentar situaciones desafortunadas en su vida. Para nadie es un secreto que el amor de los padres hacia los hijos es uno de los más grandes y verdaderos, que puede llegar a superar los más difíciles de los momentos. Lo que un padre puede llegar a hacer por un hijo, a veces se acerca a lo imposible, muchas veces impulsado no solo por el amor sino también por la fe. El claro ejemplo de lo anterior lo da César Augusto Castro Sarmiento, jefe del departamento de mantenimiento de la Universitaria de Investigación y Desarrollo –UDI desde hace casi 9 años, quién tuvo que sentir en carne propia la terrible experiencia de tener a un hijo al borde la muerte.
Angie Daniela Castro Hernández es la hija de César, tiene 15 años y hoy es un testimonio vivo de lo que hace la fe y la voluntad. Angie Daniela fue internada en la UCI de la Clínica Chicamocha de Bucaramanga el pasado mes de Julio, producto de un desgarro en el útero que le produjo una hemorragia severa; las noticias que César no quería conocer, estaban por venir: “El médico que la estaba atendiendo me dijo que no había nada qué hacer. La iban a pasar a cirugía para reanimarla. La niña respondió a la reanimación, pero de nuevo me dijeron que estaba muy mal, que mi hija se iba a morir”. A pesar de conocer su estado y los malos presagios de los galenos, César y su esposa no perdieron en ningún momento la esperanza de ver a Angie de nuevo en su hogar.
Las horas pasaban y la situación médica de la niña no mejoraba, su estado empeoró y los médicos tuvieron que someterla a otra intervención para salvarle la vida. De nuevo César y su familia tuvieron que escuchar malas noticias: “A las diez de la mañana el médico internista nos avisó que Angie Daniela se había agravado, nos dijo que la iban la intervenir nuevamente pero que muy posiblemente no resistiría. Sí resistió, pero todos sus órganos fallaron: El corazón, los pulmones, los riñones y hasta el cerebro. Respiraba artificialmente y constantemente tenían que hacerle diálisis.
La situación no podía ser peor, Angie Daniela presentó dos paros cardiorrespiratorios que le afectaron gravemente su sistema nervioso. Los médicos que atendían a la menor reunieron a la familia y les pidieron su autorización para desconectar a la niña de los aparatos que la mantenían viva. “La doctora que me pidió la autorización para desconectarla me dijo que mi hija era un cuerpo al que solo le latía el corazón, que no sentía ni se movía, era un vegetal. En ese momento cuando ella terminó de decirme eso la interrumpí y le dije: ‘¿ya terminó doctora?, con permiso, yo no voy a matar a mi hija.’ Me fui”
Ya en la habitación de la clínica en donde se encontraba la niña, un compañero de trabajo le recomendó a César un neurólogo con muy buenas referencias para que la valorara. Así fue, el médico Neurólogo Gustavo Pradilla se encargó de reevaluar el estado de Angie Daniela, y su diagnóstico era muy diferente al de los galenos del centro hospitalario: “Con el permiso del director de la clínica, el Doctor Gustavo evaluó a mi hija y nos dijo a mi familia y a mí que ella no estaba en estado vegetal como decían los médicos que la estaban tratando. Sí tenía un problema severo en su cerebro por los dos paros cardiorrespiratorios, pero se comenzó el proceso de tratamiento con el neurólogo Pradilla.
Antes de llevar a Angie Daniela de nuevo a su hogar para comenzar el tratamiento, César recalca y agradece que la clínica facilitara la entrega de medicamentos muy costosos que no estaban incluidos en el POS (Plan Obligatorio de Salud) durante la estadía de la niña allí.
El 23 de agosto de 2015, la niña estaba nuevamente en su casa, sin embargo, César y su familia tuvieron que atravesar momentos muy complicados económicamente, haciendo esfuerzos para solventar su tratamiento: “Tuvimos que acudir a neurólogos privados, enfermeros particulares 24 horas y terapeutas que nos recomendaron. A parte los medicamentos que eran costosos.
Hoy la recuperación de Angie Daniela es enorme: Camina, habla y come por su cuenta. Aunque su visión y memoria a corto y largo plazo se vieron afectadas, para César tener la presencia de su hija en su casa son más que un regalo de Dios luego de estar al borde de la muerte en varias ocasiones. Ahora, Angie y su familia brindan testimonio en una iglesia cristiana a la que asisten con el mayor de los agradecimientos y en donde esperan dejarle un mensaje a todos esos padres que en este momento están atravesando por lo mismo: “Todo es cuestión de fe, no perder la esperanza. En este momento un compañero amigo está pasando por la misma situación con su hija. Pero al ver a Angie Daniela se llena de ganas, de voluntad y de esperanza. Me dio un gran abrazo que le contagió de fuerzas para seguir a adelante. No hay que rendirse. Dios es el que quita y pone la vida, nadie más.
Haz clic aquí para modificar.