"Me solicitaron por el radioteléfono para un servicio en un barrio de clase media. Acudí diligentemente y al llegar al lugar se subió un niño que parecía no tener más de 13 años.
Me dijo que lo llevara a una dirección que me entregó en un papelito.
Las cosas transcurrían normalmente cuando el joven me hace una pregunta:
- ¿Señor, cuando usted era joven también le tenía miedo a las citas? Hoy es la primera que tengo y a la que acudo solo.
Se me llenaron los ojos de ternura y la cabeza de recuerdos. Aquel muchachito iba para su primer encuentro amoroso con una fémina, posiblemente de su misma edad. En esos años el amor se vive en su estado puro.
- Claro, ¿quiere que le de consejos? - le dije
- !Por favor! quisiera saber como saludarla, la verdad estoy nervioso, los demás me dicen que es traumático y doloroso- Respondió
- Noo, claro que no. Es solo saber tratarla, ser respetuoso y controlado, ser caballero siempre ayuda.
El niño estaba muy emocionado y cada vez me pedía más consejos:
- ¿Cómo la saludo? ¿le doy beso en la mejilla? Mis amigos me dicen que no.
- Pues bueno, eso depende del temperamento de ella. Por ahora es mejor guardar distancias hasta que ella afloje un poco (le hice un guiño)
- O sea ¿cuando avancen las citas puedo avanzar yo?
- !Exacto! esa es la idea.
Ya íbamos llegando a la dirección indicada y el chico me dice que se encuentra muy nervioso. Yo lo tranquilizo diciendo que todos los hombres pasamos por lo mismo, y que siempre es un bonito recuerdo.
Llegamos al sitio y me encuentro con un edificio mediano de color blanco. Muy bonito; ahí era donde el joven se encontraría con las mieles del amor por primera vez.
El joven me paga, y cuando lo hace le digo:
- Ya sabe mijito: tranquilo y deje que las cosas fluyan, la primera cita siempre es así: con mucho nerviosismo (le hice otro guiño)
- Muchas gracias, de verdad me sirvieron demasiado esos consejos. Antes de venir tenía mucho miedo por lo que decían mis amigos. Es que ir solo por primera vez al odontólogo y que la que lo atienda a uno sea una mujer debe ser difícil para todos. Pero menos mal usted también pasó por eso.
Se bajó del taxi, y con una sonrisa se fue saltando en un solo pie.